¡No hay paz! La desgracia abunda,
deja a la vida infecunda.
Cabalga
la lacerante
arrastra inocencia errante
no hay paraíso fragante,
sólo agonía incesante.
Y los recuerdos airean,
en el cielo, ecos gorjean.
Ante
la herida profunda
el sufrimiento es bramante,
las raíces no verdean.
Magali
Aguilar Solorza
Martes/Octubre
13/2020 12:37:07 pm
Guía: Marta María Requeiro Dueñas
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